Mario Levrero

Mario Levrero: la imaginación del espacio


Foto: Eduardo Abel Gimenez, Colonia, 1991 ///

Dicen que Kant dijo (con esa poesía tímida de los filósofos) que el espacio y el tiempo son formas a priori de la sensibilidad. Si el espacio es una intuición que viene impresa en nosotros, se entenderá lo difícil que es pensar espacios radicalmente nuevos. Como el conocimiento de la filosofía kantiana no es algo que viene impreso en nosotros, abandono rápidamente el riesgo del papelón, y paso a hablar de Mario Levrero.

Las invenciones espaciales de Levrero recorren toda su literatura. Alguien que tituló una de sus mejores novelas El lugar, es posiblemente un escritor muy preocupado por el modo en que un espacio se constituye. Allí, Levrero inventó un serie interminable de habitaciones con dos puertas, que se suceden como una casa chorizo infinita que es también una cárcel y el mundo. En «La máquina de pensar en Gladys» (1970), un encendedor a bencina, desarmado, puede tener el tamaño de una casa. En «La casa abandonada» (1983), el jardín de 8m x 10m encierra:

«…las huellas de los osos, el parloteo de las cotorras, las serpientes
enroscadas en las ramas —que alzan la cabeza y silban cuando 
pasamos cerca—;
el calor insoportable, la sed, la obscuridad, el rugido de los leopardos,
el abrirse paso a machete, las altas botas que llevamos, 
la humedad, el casco,
la lujuriosa vegetación, la noche, el miedo, el no encontrar la salida,
no encontrar la salida».

En el bosque de Caza de conejos (1986, 2012) no hay conejos, o los hay a montones (porque «los conejos disfrutan de una inverosímil fertilidad»); y hay un cementerio de elefantes, y ese bosque, al que los cazadores jamás han ido, se ha convertido en una triste ciudad.

No se trata, desde ya, de la pura insensatez de un surrealismo acumulativo: magia de la literatura, esos espacios se constituyen en la imaginación con toda lógica, aún en su contradicción. Por eso son especialmente admirables los ilustradores, como Sonia Pulido o Luis Scafati —que acompañó con sus dibujos la edición de El Lugar en el número de la revista El Péndulo— que inició el camino de admiración por Levrero en Argentina. Ellos han tenido que acompañar esos textos: han tenido que convertir espacios construidos con palabras en espacios que se despliegan ante los ojos.

Federico Reggiani

Caza de conejos
Caza de conejos, Mario Levrero, ilustraciones de Sonia Pulido, Libros del Zorro Rojo, 2012

 

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